domingo, 7 de agosto de 2011

CRONOLOGIA DE UN SUICIDIO

MIS ZAPATOS NUEVOS.

Hay compré mis últimos zapatos, porque también decidí dar mis últimos pasos, no tengo a donde ir ni quiero caminar mas allá de la vida cotidiana.
Mi mundo gira en sentido contrario al que todos van, por eso la distancia cada día es mayor entre mi y los que me miran alejarme.
No es posible regresar ni volver al principio, mirar hacia atrás es resistirse al avance.
Los ojos ya no miran, los oídos no escuchan, hay otro idioma incomprensible en el que todos hablan.
Es mejor el silencio por que no me equivoco, es mejor navegar a la deriva sin tumbo y sin bandera.
No se que irán hacer en casa con estos últimos zapatos que he comprado, tal vez se queden en un cajón con solo dos kilómetros andados.
Son de color café, la marca no recuerdo, los cabetes estorban así que no se amarran ni hay que doblegarse para atarlos.
Tengo ahí en un cajón otro par de zapatos que fueron de mi padre, él también un día se cansó de caminar y los dejó en un lugar donde nadie los vió ni cuando se hizo inventario en el juicio sucesorio.
Nadie los quiso, nadie los reclamó; yo me los traje a mi casa donde están desde hace mucho, viéndome por el agujero de la suela de vaqueta que les sirve de ojo.
Tal vez todos los zapatos tengan ese destino de quedarse quietos y no saber a donde ir a pesar de que su misión en la vida haya sido caminar y caminar.
El viejo decía que todas las cosas tienen una misión en la vida y que desviar su propósito era pervertir ese destino para el que fueron creados, como si las cosas tuvieran un alma o un dios diminuto a quien rendirle cuentas. Él era creyente y a veces oraba en silencio y a su modo, sin hacer letanías ni versículos memorizados.
Yo no tengo dios, ni vírgenes ni santos; creo con fe inquebrantable en mis zapatos viejos; no hay otros mejores pero ellos también me piden tregua. Yo soy su dios o lo fui hasta el momento en que decidí dejarlos también en un rincón.
Les fui fiel media vida de suelas completas hasta ahora que compré mis últimos zapatos que en poco tiempo se quedarán vacios y casi nuevos en el mismo rincón y fuera del inventario sucesorio del balance final.

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